Saturday, June 9, 2012

BOYS DON'T CRY :


LA SENSIBILIDAD O EL DERECHO A EMOCIONARSE

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Aquel que percibe el mundo desde la sensibilidad no puede ser fustigado socialmente.  Suficiente vívida es ya la experiencia.

El ser sensible no abasalla: entra descalzo y despacito en el nido del jilguero.

Deja que los estímulos le mezan, le impregnen de una infinitud de fragancias localizadas (limitadas a un instante en el marco espacial y temporal).

El hombre sensible aprecia los pequeños detalles. Reflexiona más. Es capaz de desnudar la belleza para ver a su través, aunque también puede recrearse en lo aparente.

 (Cuando digo hombre, digo "hombre" y "mujer"; hablo del ser y no del género).

El ser sensible ama más intensamente, pero también sufre más, tal es la ligereza de su escudo.

Por eso la sociedad tiene que pensar en protegerle, no en presionarle para que se deshumanice. No se puede forzar a la idea del ser insensible como el prototipo "cool" al que idealizan los adolescentes. Ni se debe esteriotipar. Viene a mi mente aquella película tan buena que cuenta la historia de amor entre dos mujeres en un estado americano. Narra un amor prohibido, "incorrecto", al margen de la ley y de la sociedad. El título viene clavado a este articulo. "Los hombre no lloran".
¿Y por qué no?



Marta Terremoto. Estocolmo, 9 de junio de 2012.

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