Friday, June 8, 2012

Entre espejos paralelos. Las infinitas reflexiones de un inmigrante.


Rinconcito de magia y proyectos con color

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A pesar de memorizar de antemano el mapa de Blackadder, me perdi igual en el campo de batalla. El rastro de una aurora boreal me llevo a uno de los bosques. Con un libro de adivinanzas bajo el brazo (lo de los chistes lo deje por imposible), y una sota de bastos en el bolso, decidi, esta vez seriamente, cambiar mi nombre por Alicia y probar a reinventarme, en la not wonder but “hippy land”.

Igual no es exilio pues no hay rechazo a la patria, huida, ni dolor. Es mas curiosidad, la curiosidad por lo desconocido y esa eterna inquietud de alcanzar aquello que apenas si se toca de puntillas.

Despues de todo este tiempo lejos hay cosas que uno aniora (suspiro) y forman una especie de congoja que raras veces (pero alguna) nubla la vista.


Yo creo que lo que mas echo de menos es el humor, el reirme a carcajadas, las bromas y los chistes. Uno fuera tiene que ser precavido, politicamente correcto, educado, entender que las bromas tienen un marco cultural y por tanto pueden no sentar bien o simplemente no entenderse en el contexto. Cada vez que veo frustrada mi intencion de expresar ese flash de hilariedad que se pinta unico y barbaro a mis ojos, me entra esa nostalgia, esa morrinia...(“adios rios, adios fuentes”, “adios Rosalia mia”).

Me imagino al loco que pintaba Mendoza en el sanatorio con aquella enfermera que trataba de acercarle una bebida mientras el deliraba obscenidades, o a Gurb, el extraterrestre que hacia sandwiches en el techo bocabajo, pues para el la no-gravedad era tan valida como el estar cabeza arriba. Me rio de pensar en el hombre que entro en aquel momento donde Gurb estaba y que, por despistado, borracho o vaya usted a saber que le picaria a aquel pobre insensato, ni cuenta se dio de que la situacion era propia de un dibujo de Escher.



A mi viene el recuerdo de mi tio y su amigo sordo y de las bromas que le gastaba en la universidad a la hora de coger apuntes. Mi tio miraba serio al catedratico. Escuchaba, y de repente, como si alguien hubiese soltado a la liebre, se lanzaba a tomar notas desenfrenadamente, a una velocidad de vertigo. El pobre Antonito, que era sordo de ambos oidos, copiaba y copiaba los apuntes de mi tio, hasta que el boligrafo se derretia por la friccion y la velocidad. Entonces era cuando mi tio concluia sus apuntes con una nota al pie, tal como “Antonio, espero que no hayas copiado esto pues me lo acabo de inventar”, y era cuando veias a Antonio saltando de rabia en su silla, sus manos listas para extrangular a mi tio, que reia y reia a carcajadas.

Al decir la palabra “destornillante”, recuerdo con gracia el ridiculo que pasamos un Halloween, cuando siendo adolescentes nos vestimos de “leche”, con cartelitos que anunciaban, “soy la leche”, y aquellas sabanas blancas cubriendo todo indicio de forma femenina.. La cara enharinada, cartones de COVAP y para ampliar el surrealismo pendientes de flamenca blancos, buscando la hilariedad en lo absurdo e incoherente. Recuerdo que fuimos a aquella fiesta donde los chicos vestian de chaqueta; las chicas con escotes hasta la cintura y que si hubiesen tenido un cartel colgando de su cuello como nosotras hubiese sido probablemente una etiqueta.

Pero, que puede hacer el inmigrante para disfrutar de la gracia del lenguaje cuando uno no domina la lengua donde habita, cuando la barrera cultural lapida la siquiera ilusion de los dobles sentidos, de la gracia innata de un acento surenio, de la picardia de un chiste.



Echo de menos a Zipi y a Zape, al gran Wyomi, al “si hay que ir se va...”. Extranio las noche de verano, tirados en la plaza, contando chistes hasta entrada la maniana, y la sensacion de que me falta el aire, que se me sale la mandibula, que me duele la barriga de tanto reir...


Es cierto que para de veras integrarse en este tu nuevo pais uno ha de interiorizar (al menos intentarlo) su cultura, que cosas son y cuales nunca seran consideradas “divertidas”. Cuando uno verdaderamente entiende estos detalles del lenguaje se podria decir que ha alcanzado el status de igual. Te hace pertenecer, te hace integrarte en tu nueva comunidad. Es el principio de un nuevo tu, es el primer paso de un irreversible joining in. Pero hasta entonces...hasta entonces viviremos un poco como al margen, usando la lengua para comunicarnos, con las palabras ligadas con silencios para reflexionar antes de decir. Permaneceremos un poco como ausentes, limitados a un humor visual o grafico. Seremos, pero seremos un yo incompleto y siempre de lado a una sociedad que solo nos pertenece a medias pues nos priva (quiza solo temporalmente) del derecho humano de reir a carcajadas.

Marta Terremoto. Estocolmo. 8 de junio de 2012.









1 comment:

  1. Ruego me perdonen que no haya puesto ni un acento, ni una enie de Espania, pero es otro de los problemas colaterales del inmigrante...(suspiro, esta vez profundo).

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