Monday, March 17, 2014

AS CHALLENGING AS INFLUENTIAL: what would make teaching at high school worth it?





"Un maestro afecta a la eternidad, nunca sabe donde termina su influencia". (H.Adams)



Hoy he visto, de casualidad, un dibujo de un tal Paul Ribera, que plasma cómo serían las Supernenas de haber caído en las drogas. Y me hace pensar cuán frágil es la realidad presente que vivimos. En cómo una aparentemente insignificante decisión lleva a otra, y a otra, y a otra más, y así se va formando la cadeneta de nuestra vida, influenciada siempre por el entorno y las circunstancias. Puede que llegue un momento en que el embrollo sea tal, que uno ya no pueda distinguir dónde estuvo el error, y por tanto, se pierda la noción de cómo retornar. Y uno se abandone al “deambuleo”, al simple existir, que deja de ser un acto voluntario para volverse un instinto. Si se llega a esta situación, la sociedad ha de estar preparada. El individuo que flota confundido e ingrávido ha de ser rescatado. Sin embargo el rescate puede llegar mucho antes, y es ahí dónde el papel del maestro cobra sentido, donde la sociedad tiene que agradecer a ese educador su esfuerzo, su papel de Gandhi, su lucha diaria contra la indiferencia. Yo cada vez admiro más al maestro que se hace respetar, que sabe controlar su influencia. Lo admiro de veras. Y me gustaría llegar a pensar que yo, igual algún día, podría convertirme en uno y ayudar a un niño a no ahogarse antes incluso de ver el agua. De momento, siento que no he conseguido ese respeto, que ni siquiera soy escuchada. Que por mi carácter no hablo con jóvenes sino con paredes, y que mi mensaje no llega porque las palabras se pierden entre el ruido de fondo. Y lo digo hoy con una gran desilusión y casi con lágrimas en los ojos. ¿Quien podrá?¿Otro "yo", acaso?




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